Orgullo CASM: Allan, el emprendedor que cocina sueños en La Campa, Lempira

Allan es más que un emprendedor: es un soñador con los pies en la tierra y la mirada puesta en un futuro que construye día a día con esfuerzo, fe y pasión por lo que hace. Su historia es un testimonio vivo de que los sueños, aunque encuentren obstáculos, pueden hacerse realidad con determinación y propósito.

De los sueños a la acción

Hace más de dos décadas, Allan llegó con su madre a La Campa, Lempira, buscando nuevas oportunidades. Allí, entre la calma del pueblo y el calor de su gente, encontró su primera experiencia laboral y años después, el impulso para dar vida a su sueño: tener su propio restaurante.

Después de formarse como técnico en educación y administrador de empresas, Allan trabajó como maestro, pero su verdadera pasión siempre fue la cocina. Junto a su madre abrieron un comedor, y luego, con valentía, decidió dar el siguiente paso y emprender su propio negocio.

El nacimiento de un sueño con sabor

En sus inicios, Allan vendía paquetes de tortillas y encurtido. Poco a poco, con creatividad y perseverancia, su visión fue creciendo. Fue entonces cuando conoció a CASM y OCDIH, organizaciones que lo apoyaron a través de un proyecto que incluyó un análisis de su emprendimiento y una donación de equipo valorado en 38,000 lempiras. Ese impulso fue el inicio del restaurante que soñaba.

Con el apoyo de su madre, esfuerzo personal y un préstamo, construyó su primera caseta el 27 de noviembre de 2014, con una inversión total de 85,000 lempiras. «Solo Dios sabe cómo lo logramos», dice Allan, recordando los sacrificios que incluyeron días sin comer, todo por invertir en su sueño.

Retos que fortalecen

Como muchos emprendedores, Allan enfrentó desafíos: la comodidad que puede frenar el crecimiento, la competencia, las dificultades económicas del país, e incluso el rechazo de una solicitud de financiamiento. Pero también ha encontrado razones para seguir: la mejora de las carreteras impulsó sus ventas, y la adversidad lo hizo más competitivo.

Un sueño que inspira

Allan sueña con tener su marca registrada, un local propio y un negocio autosostenible que, además de ser fuente de ingresos para él, genere empleo para otras personas. Su mayor anhelo es que un día alguien diga: «Allan estuvo aquí y dejó una huella».

A los emprendedores les deja un mensaje claro:

«Confíen en Dios. Todo sueño es posible si hay esfuerzo, sacrificio y constancia. Cada día es una nueva oportunidad para luchar por lo que queremos.»

Un rincón lleno de sabor y amor

Allan invita a visitar La Campa, Lempira, un pueblo que describe como mágico, lleno de paz y orgullo. Y, por supuesto, a conocer su restaurante:

«Todo lo que servimos está hecho con amor, con ingredientes frescos y naturales. Ponemos el corazón en cada plato.»

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