CASM considera que la Iglesia fue la primera organización en el mundo, y será la última, en cada una de los lugares donde desarrolla su quehacer, y es así como sus diferentes acciones, sean estas a nivel comunitario, municipal o regional, tienen una presencia física de la Iglesia en general. Conscientes de la influencia que ejerce sobre otros actores creemos de suma importancia que este actor debe involucrarse en cada uno de los procesos en las esferas social, económica y política. Así mismo en cualquiera de los temas en los cuales CASM intervenga en los niveles antes mencionados, deberá tener un enfoque basado en la Biblia con énfasis en los principios cristianos de tradición menonita.

Estos derechos tienen una naturaleza histórica que acusa antecedentes en la democracia elitista de la Grecia antigua, cuyo régimen reconocía como iguales a los ciudadanos. Esta democracia, sin embargo, excluía a los esclavos, las mujeres, los prisioneros de guerra y otras personas que quedaban al margen de la protección ciudadana, como los extranjeros.

El enfoque de equidad de género se refiere a la capacidad de ser equitativos y justos en relación al trato de hombres y mujeres, teniendo en cuenta sus diferentes necesidades. En una situación de equidad de género, los derechos, responsabilidades y oportunidades de los individuos no se determinan por el hecho de haber nacido hombre o mujer. A partir de este concepto se pueden incluir tratamientos diferentes, aunque considerados equivalentes en términos de derechos, beneficios, obligaciones y oportunidades, todo ello en el marco del desarrollo integral y considerando la filosofía que impulsa CASM en cada una de sus intervenciones. Para operativizar este enfoque, se plantea el abordaje de las necesidades prácticas y estratégicas simultáneamente, lo primero significa mejorar las condiciones de vida, y lo estratégico significa introducir la intencionalidad de cambio en la posición de los géneros en la sociedad y posibilitar la participación equitativa en el proceso de desarrollo.

Para hacer visible la aplicación de este enfoque se plantean algunas acciones concretas como las siguientes: 1. Sensibilizar a la mayoría de los actores en los diferentes municipios donde CASM tiene presencia, acerca de las desigualdades de género. 2. Promover espacios para la participación de mujeres, a través de la capacitación en aspectos relacionados a la autoestima, toma de decisiones y la valoración de los roles de género a nivel de la familia y las estructuras organizativas. 3. Sensibilizar a líderes eclesiales vinculados a grupos cristianos sobre desigualdades de género y acerca de sus responsabilidades en la transformación de las mismas. 4. Se promoverá en la integración de las juntas directivas de las diferentes estructuras organizativas la participación de mujeres en un mínimo de un 30% que vayan más allá de los cargos tradicionales. 5. Incidir a nivel de los gobiernos locales para que el tema de las desigualdades de género sea incluido dentro de la agenda y se comiencen a emprender acciones conjuntas entre municipalidad y sociedad civil encaminadas a disminuir esas desigualdades.

Este enfoque para CASM significa que cualquier acción que se emprenda debe contemplar un análisis e incorporación de prácticas para minimizar las vulnerabilidades tanto ambientales como socioeconómicas de los municipios de intervención. Este enfoque contempla los siguientes aspectos: 1. Fomentar la participación ciudadana de los actores sociales para lograr las responsabilidades de gobierno local y nacional en la toma de decisiones estratégicas para la reducción del riesgo a desastres. 2. Apoyar a los actores sociales en la identificación, evaluación y monitoreo de los riesgos, esto incluye desde la realización de mapas de riesgos, sistemas de alerta temprana, evaluaciones de daños, entre otros. 3. Desarrollar más comprensión y concientización sobre el riesgo, esto implica generar más información, capacitación e impulsar la incorporación de las temáticas vinculadas a los riesgos a desastres en las instituciones y espacios educativos. 4. Contribución a la reducción de los factores de riesgo, esto incluye la incorporación de tecnologías de protección de los recursos naturales, tecnologías limpias en la seguridad alimentaria, adaptación al cambio climático, promoción de la planificación del uso de la tierra y la propiedad y códigos de construcción, gestión ambiental y otros. 5. Colaborar en la preparación para enfrentar los desastres, apoyo para planes de contingencia, promoción de fondos de emergencia, coordinación institucional y organizativa.